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PROGRAMA

 

Laberintos de Luz
Raquel Rodríguez

 

“Durante el sueño, le iban llegando sonidos procedentes de infinitas direcciones, distancias, posiciones...los cuerpos giraban incesantemente; unos sonidos aparecían, se acercaban...desaparecían y aparecían otros...volvían los primeros de nuevo...todos se combinaban, a pesar de sus procedencias remotas. Parecía que ninguna distancia era lo suficientemente grande como para no poderponer en contacto a todas aquellas fuentes de vida, de luz,... vibrantes... para ser todo.”
 

 

Bergerettes H. 275
Bohuslav Martinu

1. Poco Allegro

2. Allegro con brio

3. Andantino

4. Allegro

5. Moderato

 

 
Trío no 2 Op. 67
Dmitri Shostakovich

1. Andante

2. Allegro con brio

3. Largo

4. Allegretto

 

 

El programa propuesto se caracteriza por su virtuosidad y su gran carga emocional. La primera de las obras está escrita por la compositora asturiana Raquel Rodríguez en dedicación a nuestro trío, y tenemos la oportunidad de estrenarla en esta propuesta de concierto. Las otras dos comparten el mismo contexto histórico: las Bergerettes están compuestas en 1939, año del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, y el Trío de Shostakovich casi al final de ésta, en 1944. Siendo imposible descontextualizar la obra de estos compositores de un evento de tal magnitud, ambas expresan necesariamente dos formas muy diferentes de sentir un presente que había cambiado drásticamente durante esos cinco años.

 

Las "Bergerettes H. 275" de B. Martinu, son cinco piezas que hacen referencia a una forma pastoral de rondó francesa del Siglo XV. Fueron compuestas en 1939, el mismo año que Hitler invadió Praga, capital de Bohemia y tierra natal del compositor. Desde París, Martinu se dejaba inspirar por un pasado bucólico, un presente expectante y por la fascinante música con la que Stravinsky sacudía Europa. Las texturas finas y nítidas de estas piezas, miran al presente a través del pasado y de las nuevas vanguardias: recrean la alegría de la música popular antigua desde el prisma artístico del modernismo vanguardista de entonces. La sencillez y liviandad que trasmiten es solo aparente, pues su música se torna más compleja gracias a las nuevas armonías y a un ritmo dotado de gran vitalidad que el compositor consigue gracias a sus pesquisas musicales. Por aquel entonces la guerra no había estallado. No comenzaría hasta la invasión de Polonia a finales de 1939, meses después de la ocupación de Praga. Ese año marcaría el final del optimismo neoclásico.

 

El Trío n. 2 Op. 67 de D. Shostakovich muestra este cambio de perspectiva. Fue compuesto en 1944, año en que la ciudad natal del compositor – Leningrado, actual San Petesburgo- sufría ya por tercer año consecutivo el asedio alemán. El compositor también mira al pasado en busca de inspiración. Sus texturas depuradas, como en Martinu, nada tienen que ver con el horror vacui romántico o post-romántico. Hay referencias al barroco en secciones fugadas, y el tercer movimiento está compuesto en forma de Pasacaglia. También hay referencias a la música popular. Sin embargo este trío expresa la dura realidad, el sufrimiento, la desolación e incluso las contradicciones que trajo la guerra, pues también la euforia tiene sitio en la obra. Dedicado a su amigo Ivan Sollertinsky, filólogo judío fallecido ese mismo año, el Trío hace en su último movimiento referencia a la música klezmer, música de los judíos Ashkenazis de la Europa del Este. Según su hijo Maxim, Shostakovich estaba fascinado por la música judía que él consideraba como una "risa a través de las lágrimas".

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